Despedí a mi empleado más inteligente — y fue lo más inteligente que he hecho A lo largo de los años he revisado miles de currículums impresionantes, pero una de las lecciones más importantes que he aprendido es que la inteligencia sin inteligencia emocional puede ser perjudicial para tu equipo y tu negocio.
Por Chad Willardson
Key Takeaways
- Una alta inteligencia emocional previene conflictos y mantiene a los equipos productivos bajo presión.
- Contratar basado en la inteligencia emocional (IE) reduce costos ocultos como la pérdida de clientes, el agotamiento y la constante mediación interna.
- Las habilidades técnicas se pueden enseñar; la madurez emocional debe estar presente desde el primer día.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de BIZ Experiences son personales

He revisado miles de currículums impresionantes a lo largo de los años, y una de las lecciones más importantes que he aprendido es que la inteligencia y el conocimiento sin inteligencia emocional son más que improductivos. Tráeme al analista de inversiones o gestor de portafolios más inteligente de la ciudad, pero si no puede mantener una conversación tranquila cuando un cliente está preocupado o ansioso, o no sabe leer el contexto, es más un problema que un recurso.
Mi llamada de atención fue cuando despedí a nuestro brillante analista de portafolios, cuyo estilo sin empatía convirtió las llamadas de actualización en combates para demostrar quién era más inteligente. Despedir a alguien con ese talento intelectual fue difícil, pero el daño que hubiera seguido causando habría sido peor. Esa experiencia llevó a que la inteligencia emocional —o coeficiente emocional— se convirtiera en la prioridad número uno en mi lista de contratación. Si estás construyendo una empresa y sigues apostando solo por el intelecto en bruto, estás invitando silenciosamente a los problemas dentro de la cultura de tu organización.
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Los reflejos que evitan que un acuerdo se caiga
Dirigir una pequeña empresa es más parecido a un mercado callejero en hora pico. Las cosas se mueven rápido y la inteligencia emocional se vuelve muy importante. Cuando una fecha límite cambia de la próxima semana al día de mañana, necesitas compañeros de equipo que mantengan la calma, lean el ambiente y conserven el rumbo. Las personas con alta inteligencia emocional hacen exactamente eso.
Notan cuando un compañero tensa los hombros y preguntan qué pasa antes de que explote. Captan la duda de un cliente en los primeros cinco segundos y corrigen el rumbo. Piensan antes de enviar esa respuesta sarcástica por Slack o Teams. Esos reflejos mantienen la colaboración fluida. Sin ellos, la tensión crece más rápido de lo que cualquier hoja de cálculo puede registrar — y las ideas más inteligentes se ahogan en el ruido.
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El retorno de invertir en inteligencia emocional
El estrés es parte del trabajo de un fundador, así que la verdadera pregunta es quién quieres a tu lado cuando las cosas se complican. He visto empleados con alta inteligencia emocional convertir un colapso del viernes en un triunfo del lunes simplemente escuchando primero, planteando opciones y preservando la dignidad de todos. Hay que señalar que el talento es solo una parte de la ecuación.
No importa lo "genio" que alguien sea, un compañero con baja inteligencia emocional puede cambiar el destino de un proyecto. Se convierten en un cuello de botella para el progreso y desgastan al equipo con conflictos innecesarios. Clientes perdidos, equipos agotados, llamadas interminables de mediación: ese costo oculto hundirá los márgenes más rápido que cualquier crisis del mercado. Cuando cuantificas esos costos silenciosos, apostar por la inteligencia emocional deja de ser una opción "blanda" y se convierte en una gestión de riesgos a prueba de balas para tu negocio.
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Contrata por inteligencia emocional, capacita en habilidades técnicas
No me malinterpretes, sigo queriendo gente inteligente en mi equipo. Sigo dirigiendo una empresa. Pero esta es la difícil lección que deberías aprender de mi experiencia: las habilidades técnicas están en el estante más bajo porque son fáciles de alcanzar. Digamos que un nuevo empleado motivado puede fácilmente ver tutoriales a doble velocidad, acompañar a un colega durante un tiempo corto y alcanzar la competencia básica incluso antes de que cierre el trimestre.
Por el contrario, la inteligencia emocional está en un estante más alto. Se forja con los años al manejar retroalimentación difícil, desactivar tensiones justo en el momento crítico y comunicar malas noticias sin provocar una explosión. Esos reflejos vienen de la experiencia y de una autoevaluación honesta, no de un certificado de dos días. Por ejemplo, puedo explicar fácilmente a alguien la lógica de nuestro CRM, pero nunca podré enseñarle los mecanismos emocionales para pausar antes de hablar cuando el tono de un cliente se vuelve frío. Ese músculo o está entrenado o no.
Así que cuando un candidato llega ya estable bajo presión, con gusto financiaré cualquier capacitación técnica que necesite. Cualquier emprendedor puede invertir en un bootcamp de programación, una masterclass de finanzas o un seminario de cumplimiento especializado porque es un costo fijo y predecible. Pero si intentas invertir meses en entrenar a alguien que reacciona mal a una retroalimentación básica, descubrirás que la factura nunca deja de crecer, y tampoco el dolor de cabeza.
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Cómo evaluar la inteligencia emocional desde la publicación del empleo hasta los primeros 90 días
Hacer de la inteligencia emocional la guía principal empieza antes de que llegue un solo currículum a tu bandeja. Redacta las ofertas de trabajo destacando la colaboración, la adaptabilidad y la atención al cliente junto con los requisitos técnicos. Sé muy claro para atraer (y descartar) a las personas adecuadas.
Cuando llegue el momento de la entrevista, evita hacer preguntas triviales. Pregunta sobre la última vez que un proyecto se vino abajo y cómo lograron mantener unido al equipo. Escucha señales de responsabilidad, empatía y un plan de acción — no culpas. Haz varias rondas de entrevistas para quitar las máscaras (no porque quieras que fracasen, sino porque el cansancio es un gran revelador de la verdad).
Busca a sus referencias y olvida la plática superficial. Pregunta cómo manejaron situaciones de tensión y si su empleador anterior los contrataría de nuevo en tiempos difíciles. Después de la oferta, asigna a los nuevos empleados un "compañero de cultura" y brinda retroalimentación continua durante los primeros 90 días. Observa cómo enfrentan las pequeñas crisis antes de ponerlos al frente de tus cuentas más importantes.
Ningún punto en un presupuesto refleja el alivio de terminar una llamada difícil con un cliente que dice: "Gracias por entenderme". Eso es la inteligencia emocional dando frutos, y los intereses compuestos son impresionantes. Cuando haces de la inteligencia emocional el primer filtro, pasarás menos tiempo mediando conflictos y más tiempo construyendo algo que valga la pena tras noches de trabajo. Contrata personas que sepan tratar con personas, y los números se encargarán de sí mismos.