El único problema real que debes resolver para que tu startup tenga éxito Algunas de las startups más exitosas no comenzaron con un plan de negocios. Comenzaron con un problema. Más específicamente, con un dolor personal.
Por Sarah Austin
Key Takeaways
- Crea el producto que desearías que existiera resolviendo un problema que tú mismo enfrentas.
- Valida la demanda desde el principio cobrando, aunque sea una pequeña cantidad, para probar el interés real.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de BIZ Experiences son personales

Dropbox nació porque Drew Houston estaba harto de enviarse archivos por correo. ConvertKit fue creado por un bloguero cansado de las complicadas automatizaciones de correo electrónico. Notion surgió del caos de gestionar notas y documentos dispersos.
Estas no fueron ideas aleatorias sacadas de una presentación para inversionistas. Fueron soluciones a problemas personales. Y eso fue lo que las hizo tan poderosas. Cuando construyes lo que tú necesitas, te ahorras meses de suposiciones. Te saltas los focus groups, los perfiles teóricos y las conjeturas. Entiendes el problema profundamente porque lo vives.
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Empieza con la fricción, no con la visión
El primer paso para crear un producto con verdadero impacto no es identificar un nicho de moda ni perseguir un mercado en auge. Es prestar atención a esos momentos del día que se sienten más difíciles de lo que deberían. Las tareas que postergas. Las herramientas que maldices en silencio. Esa fricción es tu oportunidad.
Olvídate de la disrupción. Olvídate de la escala. Los mejores productos en etapas tempranas nacen de la irritación, no de la inspiración. ¿Qué está roto en tu flujo de trabajo? ¿Qué soluciones improvisadas usas cada semana solo para salir del paso? Empieza ahí. Ahí es donde ya existen la urgencia y la empatía.
Habla con personas como tú
Una vez que detectes un problema, olvídate de las encuestas masivas. Habla con unas cuantas personas que compartan tu misma situación. Si eres freelancer, conversa con otros freelancers. Si eres madre o padre que trabaja y tiene un proyecto paralelo, habla con quienes también lidian con ese caos. Mientras mayor sea la similitud entre tú y tus primeros usuarios, más rápido sabrás si se trata de un dolor real o solo de una molestia menor.
Lo que buscas es una señal emocional —frustración, no cortesía—. Quieres que alguien te diga: "Yo pagaría por eso hoy mismo".
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Construye el analgésico, no la plataforma
No necesitas lanzar un producto pulido. De hecho, la pulcritud suele ser una pérdida de tiempo en las primeras etapas. Tu primera versión puede ser una hoja de cálculo, una plantilla de Notion, una automatización con Zapier, lo que sea que funcione. El objetivo es comprobar que la solución sirve, no ganar premios de diseño.
No apuntes a la elegancia. Apunta a la utilidad. Si resuelve el problema, a los usuarios no les importará que sea rudimentario.
Pon a prueba la disposición a pagar lo antes posible
Aquí es donde la mayoría duda. Pero si tu producto resuelve un problema real, la gente pagará, aunque sea feo. Aunque esté en una etapa temprana. El pago real es lo que separa una "idea interesante" de un "negocio real". No tiene que ser mucho. Cobra una pequeña tarifa de onboarding o pide una tarjeta para reservar acceso anticipado. No se trata de engañar a nadie: estás midiendo compromiso.
Demasiados fundadores esperan a que todo sea perfecto antes de pedir dinero. Para entonces, ya han perdido tiempo, presupuesto y tracción. El precio también es una forma de retroalimentación. Así que consíguela pronto.
No solo construyas: comparte cómo lo construyes
Mientras desarrollas tu producto, comparte el camino. Publica en qué estás trabajando, con qué obstáculos estás enfrentando y qué estás aprendiendo. Ya sea en Twitter, LinkedIn o Substack, mostrar tu proceso genera confianza. No estás vendiendo, estás contando una historia. Eso atrae a las personas adecuadas: aquellas que sienten el mismo dolor que estás resolviendo.
Haz que tus primeros usuarios tengan éxito
No te apresures a escalar. Si todavía tienes que explicar qué hace tu producto, no estás listo para crecer. Enfócate en ayudar a tus primeros usuarios a obtener resultados. Dales soporte y seguimiento. Pregunta a quién más conocen que necesite esto. El boca a boca no es un golpe de suerte viral, es la consecuencia natural de ser útil.
Construye desde la convicción, no desde la teoría
Cuando construyes para ti mismo, no necesitas fingir que entiendes el problema. No tienes que inventar personas ficticias. Ya conoces lo que está en juego. Eso se nota en el producto, en los textos y en la experiencia del cliente. Y, lo más importante, genera confianza. No eres una startup adivinando qué podría importar: eres una persona resolviendo algo que ya importa.
Drew Houston no planeaba crear una empresa de $1,000 millones de dólares. Solo quería una forma más rápida de mover sus archivos. Ese dolor se convirtió en Dropbox — y millones de personas también lo sintieron.
No necesitas permiso. No necesitas una gran estrategia. Solo necesitas darte cuenta de ese problema que no deja de molestarte y construir eso que desearías que ya existiera.
Ahí es donde nacen los negocios reales.