Stablecoins en Latinoamérica: ¿infraestructura emergente para la fintech o solo hype pasajero? Las stablecoins ya representan el 25% del volumen cripto en Latam, pero su integración en la infraestructura fintech aún enfrenta barreras técnicas, regulatorias y operativas. ¿Están listas para escalar?
Por José Pulido
Las opiniones expresadas por los colaboradores de BIZ Experiences son personales

Las stablecoins (activos digitales vinculados a monedas fiduciarias como el dólar o el peso) han pasado de ser una herramienta útil para entusiastas cripto, a convertirse en un componente serio de discusión dentro del ecosistema fintech.
En 2025, ya no basta preguntarse si funcionan. La verdadera interrogante es: ¿tienen las condiciones para integrarse de forma estructural a la infraestructura fintech en México y Latinoamérica?
Una radiografía del momento: uso creciente, pero aún fragmentado
Latinoamérica es la quinta región más activa en cripto, con más de $415,000 millones en volumen transaccionado en doce meses, según el Crypto Adoption Index 2024 de Chainanlysis. En ese contexto, las stablecoins ya representan el 25% del volumen cripto en la región, destacando su rol como mecanismo de reserva de valor y liquidez.
México ocupa el lugar 14 global en adopción, pero su uso sigue concentrado en retail, remesas y trading, aún no en operaciones masivas de pagos o integración bancaria.
A nivel global, el volumen transaccionado en stablecoins superó los $230,000 millones de dólares en 2024, con respaldo de más del 80% en activos líquidos, según el Crypto Asset Monitor del FMI. Esta solidez ha captado la atención de instituciones como Visa, Circle, Mastercard y bancos centrales.
Fintech: ¿puerta de entrada para la adopción real?
El ecosistema fintech, por diseño ágil, digital y descentralizado, es el espacio natural para la adopción de stablecoins como infraestructura subyacente, no solo como medio de pago. Ya estamos viendo:
- Casos de crypto-as-a-service, donde fintechs integran stablecoins para pagos, tesorería o transferencias internacionales invisibles al usuario final.
- Propuestas como MXNB de Bitso, una stablecoin 1:1 con el peso mexicano, diseñada para integrarse en operaciones B2B y wallets regionales (Bitso Business).
- Compañías fintech como Pomelo, Num, Belo o Ripio que ya integran NARS o USDC en su stack operativo.
¿Qué está frenando su integración a gran escala?
- Rails desconectados: hoy, no existe interoperabilidad real entre stablecoins y sistemas como SPEI, CoDi, adquirentes, procesadores de tarjetas o sistemas contables.
- Regulación ambigua: la Ley Fintech en México no regula de forma clara las stablecoins, lo que frena integraciones bancarias o partnerships con grandes jugadores.
- Back-office poco preparado: muchas fintechs carecen de procesos internos, contables o de compliance que permitan operar activos digitales sin fricción.
- Educación ejecutiva: el conocimiento sobre cómo integrar stablecoins en operaciones de tesorería, lending o captación sigue siendo limitado entre equipos fintech fuera del nicho cripto.
Casos de uso que ya están tomando forma
- Pagos cross-border en segundos, sin corresponsalías.
- Treasury para fintech, con gestión de liquidez multimoneda en tiempo real.
- Tokenización de reservas, permitiendo productos de inversión más eficientes.
- Onboarding bancario más flexible, donde el depósito inicial o retiro se hace vía stablecoins.
Según Finnovista Fintech Radar 2025, el segmento de pagos y remesas creció a una tasa de 16% anual, y es donde los actores más abiertos a innovación están experimentando con stablecoins como solución de eficiencia operativa.
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Una reflexión desde el sector
Desde mi experiencia en la construcción de productos financieros digitales y plataformas de pagos en México y Latam, he aprendido que la innovación no pasa solo por la tecnología, sino por su capacidad de integrarse de manera invisible y útil al día a día operativo. Las stablecoins tienen el potencial de convertirse en una capa clave dentro del stack fintech, pero no por ser "cripto", sino porque resuelven problemas reales de liquidez, conciliación y eficiencia, especialmente en operaciones complejas, cross-border o multimoneda.
El verdadero desafío no es técnico: es estratégico y operativo. Para que las stablecoins se conviertan en infraestructura real, no solo en una narrativa de futuro, deben integrarse con los sistemas que ya usamos y bajo marcos regulatorios que acompañen su evolución, no que la frenen.
Stablecoins, ¿parte del futuro fintech?
Sí, pero no por moda. Las stablecoins no están llamadas a reemplazar el dinero fiduciario, sino a convertirse en una capa de liquidez, conciliación y pagos más eficiente, especialmente útil en contextos de integración regional, expansión B2B o descentralización de infraestructura bancaria.
El ecosistema fintech tiene en las stablecoins una herramienta lista para ser integrada, si se hace con enfoque técnico, cumplimiento normativo y visión estratégica.
Ya no se trata de prometer disrupción. Se trata de construir utilidad.