Ser un "buen comunicador" no basta — y te está costando más de lo que imaginas Entiende el mito detrás de la "buena comunicación" y aprende a construir una cultura de comunicación efectiva.
Por Ricky Navar
Key Takeaways
- La comunicación no es “buena” o “mala”, sino efectiva o inefectiva. Debe haber alineación entre lo que se dijo, lo que se entendió y lo que se quiso decir.
- Aplica la “Regla de Platino” en la comunicación: trata a los demás como ellos quieren ser tratados. Adáptate al estilo de comunicación preferido de cada miembro del equipo.
- Para fomentar una cultura de comunicación efectiva, los líderes deben empezar por crear un entorno donde ninguna idea sea considerada “mala” y el feedback sea siempre bienvenido, sin importar de quién venga.
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En el mundo de los negocios, con frecuencia se escucha lo importante que es ser un "buen comunicador", pero ¿qué significa eso realmente? Yo cuestiono por completo ese concepto. La comunicación no se trata de ser bueno o malo en ella, sino de que sea efectiva o inefectiva.
Ser un comunicador efectivo no siempre implica ser elocuente o carismático. La comunicación efectiva surge de la alineación entre lo que se dijo, lo que se escuchó y lo que se quiso decir. Si esos tres elementos están en sintonía, tendrás una comunicación efectiva que genera resultados.
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El impacto de la comunicación ineficaz
Las empresas sufren cuando la comunicación es ineficaz, ya que genera desalineación, conflictos no intencionales e incomodidad, además de activar comportamientos de autopreservación que pueden derivar en una alta rotación de personal y oportunidades perdidas.
El mito de la "buena" comunicación
Un error común es pensar que algunas personas son "naturalmente buenas" para comunicarse. La realidad es que la comunicación es una habilidad que se aprende, al igual que la alfabetización financiera o el liderazgo. Si no cuentas con las herramientas adecuadas, no se puede esperar que te comuniques de forma efectiva. Si no eres consciente ni consideras cómo reciben la información los demás, hasta tus mensajes más elaborados pueden fracasar.
Esto es especialmente cierto en equipos diversos con distintos estilos de comunicación. Algunas personas son analíticas y orientadas al detalle, mientras que otras prefieren un panorama general o un resumen breve. Los líderes tienden a comunicarse según su propio estilo, lo que puede aislar a ciertas personas a las que intentan guiar.
A esto lo llamo la Regla de Oro y la Regla de Platino de la comunicación. La Regla de Oro es tratar a los demás como te gustaría ser tratado, mientras que la Regla de Platino dice que debes tratar a los demás como a ellos les gustaría ser tratados. Esta última hace una gran diferencia a la hora de comunicarse con tu equipo.
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Fallos en la comunicación
En mi trabajo con empresas de diversas industrias, la comunicación ineficaz casi siempre está en la raíz de disfunciones operativas o culturales. Un ejemplo reciente fue cuando noté que un cliente tenía dificultades para motivar a un miembro del equipo a participar en una iniciativa de voluntariado durante el fin de semana. La dueña veía la oportunidad como una forma significativa de involucrarse con la comunidad, mientras que su colaborador la percibía como más trabajo no remunerado. Ella asumió que su empleado era flojo, mientras que él pensó que su jefa era insensible. ¿Cómo pudieron tener percepciones tan distintas? Ella intentó motivarlo en función de lo que la motivaba a ella, no en lo que resonaba con él.
Este tipo de malentendidos está en el centro de muchos conflictos en el lugar de trabajo: personas que hablan sin realmente escucharse, viendo la misma situación desde perspectivas distintas. Aunque es totalmente posible que dos personas tengan puntos de vista diferentes y válidos, sin una comunicación efectiva, esas perspectivas chocarán en lugar de alinearse.
Equipaje emocional
Las emociones son otra razón por la que la comunicación suele ser ineficaz. Muchas veces, las personas interpretan un significado emocional en lo que escuchan, especialmente si la retroalimentación se siente crítica. Este elemento emocional puede llevar a malentendidos y escalar conflictos. Es fundamental que los líderes mantengan las emociones bajo control, acepten la retroalimentación en el espíritu con que fue dada y fomenten una cultura donde tanto la retroalimentación positiva como la negativa se perciba como un regalo y no como una amenaza.
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Tecnología
La tecnología es una espada de doble filo que ha cambiado la manera en que nos comunicamos. En el aspecto positivo, nos permite encontrarnos con las personas donde están: algunos prefieren mensajes de texto, otros Slack, y algunos valoran las conversaciones cara a cara o una llamada telefónica. Ser considerado con los medios preferidos es otra forma de aplicar la Regla de Platino.
El lado negativo de la tecnología es el ruido. Con el aumento de canales de comunicación —correo electrónico, mensajes de texto, Teams, WhatsApp, mensajes directos— es mucho más fácil perder el seguimiento de las conversaciones, pasar por alto mensajes clave o generar confusión. Esto puede llevar a hilos de comunicación dispersos en distintas aplicaciones sin un seguimiento claro o responsabilidad definida. Para evitar este impacto negativo potencial, las empresas deben ser intencionales con las plataformas de comunicación y establecer expectativas claras.
Cómo construir una cultura de comunicación efectiva
Para fomentar un ambiente de equipo y una cultura de comunicación efectiva, las empresas deben comenzar por crear un entorno donde ninguna idea sea considerada "mala" y donde la retroalimentación sea siempre bienvenida, sin importar de qué miembro del equipo provenga. Dos estrategias prácticas que suelo recomendar son:
- "Sí, y…" — En lugar de "Sí, pero…", que tiende a cerrar la conversación, usa "Sí, y…" para mantenerla abierta y constructiva. Por ejemplo: "Sí, y me gustaría entender más sobre tu perspectiva respecto a la decisión".
- Evaluaciones DISC y capacitación — Invertir en inteligencia emocional y herramientas de comunicación para tu equipo puede marcar una gran diferencia. Yo utilizo evaluaciones DISC (Dominancia, Influencia, Estabilidad y Cumplimiento) para ayudar a los equipos a comprender diferencias conductuales y motivacionales, lo que permite a las personas adaptar su enfoque y conectar de forma más efectiva.