Cómo acceder al poder interior que te hace irremplazable en un mundo impulsado por la IA Al despertar nuestra Inteligencia Absoluta, podemos liderar con propósito, creatividad y corazón en un mundo dominado por la tecnología.
Por Ajay Tejasvi
Key Takeaways
- En lugar de ver la inteligencia artificial como una amenaza inminente, deberíamos abrazarla como una oportunidad para crecer y explorar nuestro potencial no desarrollado.
- En el mundo actual impulsado por la IA, necesitamos despertar nuestra Inteligencia Absoluta: la capacidad exclusivamente humana de crear, sentir compasión y estar conscientes.
- La meditación y las técnicas de respiración pueden ayudarte a acceder a esta Inteligencia Absoluta. Estas prácticas te permiten afrontar la incertidumbre con mayor claridad y conectar con tu fuente interna de fortaleza.
- El futuro pertenece a quienes hacen las preguntas correctas, construyen con sabiduría y lideran con aquellas cualidades humanas que las máquinas nunca podrán replicar.
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El ritmo vertiginoso de los avances en inteligencia artificial (IA) es implacable —y casi siempre viene acompañado de la misma pregunta: ¿Qué significa esto para nuestros trabajos? En aulas, salas de juntas y mesas familiares, surge una inquietud común: ¿La IA me va a reemplazar? ¿Qué pasará con mi empleo, mi carrera, o mi propósito?
Pero en lugar de paralizarnos por el miedo, ¿qué pasa si abrazáramos este momento como una oportunidad para crecer? ¿Y si reformuláramos la pregunta por completo? En vez de ver la IA como una amenaza inminente, ¿qué tal si la vemos como una oportunidad, y reflexionamos sobre nuestro potencial no explorado en lugar de angustiarnos por quedar obsoletos?
Quizá la pregunta más poderosa sea: ¿Qué puedo hacer yo que la IA jamás podrá replicar? La respuesta no está en competir con las máquinas, sino en profundizar en aquello que nos hace humanos.
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La Inteligencia Absoluta
Este es el momento de despertar nuestra Inteligencia Absoluta: la capacidad única humana para la creatividad, la compasión y la consciencia. Mientras que la IA puede generar respuestas en milisegundos, solo los seres humanos podemos crear significado. Es nuestra habilidad para conectar ideas, sentir empatía e imaginar nuevas realidades lo que le da contexto —y dirección— a la IA.
Debemos ayudar a la próxima generación a entender que no solo nacieron con inteligencia, sino con Inteligencia Absoluta, una inteligencia que las máquinas no pueden replicar. Su creatividad, su empatía, su capacidad para conectar profundamente con los demás —estos son los regalos que nos guiarán a través de la era de la IA hacia un futuro más brillante para todos.
Esta idea ha sido explorada en profundidad por el líder humanitario y espiritual internacional Gurudev Sri Sri Ravi Shankar, quien traza una clara distinción entre la IA y lo que él llama "Inteligencia Absoluta" —nuestro potencial humano innato e ilimitado.
Ahora surge la pregunta: ¿Cómo accedemos a esta Inteligencia Absoluta?
Cómo acceder a la Inteligencia Absoluta
Todo comienza con el dominio de nuestra propia mente. La capacidad de observar y gestionar nuestros pensamientos y emociones es el primer paso. Las técnicas de respiración y la meditación son herramientas invaluables —simples pero profundas— que ayudan a calmar la mente y conectar con nuestra fuente interna de fuerza. Cuando estamos en contacto con este reservorio interno de energía, no solo somos capaces de gestionar mejor nuestro estrés y emociones negativas, sino que también podemos conectarnos con los demás de manera más significativa, lo que mejora la confianza mutua y fortalece el sentido de comunidad.
Con la práctica regular de la meditación, podemos superar el miedo a lo desconocido, navegar la incertidumbre con mayor claridad y cultivar una conciencia calmada y centrada. Esta quietud interna es el manantial de la creatividad y la intuición —y la puerta de entrada a la Inteligencia Absoluta.
Todos hemos oído el viejo dicho: "Tu actitud determina tu altitud". Yo diría que esto tiene mucho sentido en nuestro contexto actual. Nos vendría bien adoptar un cambio crítico en nuestra mentalidad: pasar de reaccionar con ansiedad a responder con conciencia cuando nos enfrentamos a desafíos e incertidumbre.
La historia nos muestra lo que ocurre cuando las sociedades resisten la innovación. En la década de 1990, Estados Unidos se sumergió en internet y herramientas digitales, mientras que algunas partes de Europa dudaron, y la brecha de innovación resultante todavía resuena hoy. No podemos permitir que el miedo o la duda nos detengan. La verdadera oportunidad con la IA no es solo ponernos al día; es liderar con integridad, curiosidad y conciencia. Así es como no solo nos adaptamos al futuro, sino que ayudamos a definirlo.
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Recuerdo las primeras discusiones en una de mis clases de posgrado sobre IA en la Universidad del Sur de California, cuando el campo aún estaba en pañales. En ese momento, nuestro desafío era modelar aspectos fundamentales de la función cerebral, particularmente en áreas como la visión artificial y el procesamiento de imágenes. Exploramos si los sistemas visuales inspirados biológicamente podían aplicarse a problemas complejos como la detección automática de objetivos en entornos desordenados o la navegación autónoma de robots, tanto en tierra como bajo el agua.
Lo que alguna vez pareció una exploración teórica ahora se ha convertido en una realidad práctica, ya que estas innovaciones desempeñando un papel crucial en la mejora de la seguridad, la exploración y la calidad de vida a través de aplicaciones del mundo real en medicina y más allá.
Modelando el futuro
En su núcleo, la IA es una herramienta —una extraordinaria herramienta. Pero sigue siendo solo un reflejo de la inteligencia que la creó. Y esa es la verdad más profunda: el futuro no le pertenece solo a la inteligencia artificial. Le pertenece a aquellos que saben cómo hacer las preguntas correctas, construir con sabiduría y liderar con las características humanas únicas que las máquinas nunca podrán imitar.
Aunque la IA puede imitar el lenguaje y predecir comportamientos, no puede replicar la base de confianza que sustenta la sociedad humana. La confianza se construye sobre los dos pilares de la conexión y la competencia. Ningún algoritmo puede reemplazar el calor de un amigo, la presencia de un mentor o el sentido de pertenencia que proviene de una experiencia humana compartida.
No estamos aquí para temer lo que hemos creado. Estamos aquí para evolucionar con ello.
La IA no es el enemigo del progreso humano; es un catalizador. Nos ofrece una rara oportunidad de avanzar rápidamente: acelerando la innovación, profundizando la comprensión y expandiendo nuestro potencial colectivo. Pero para aprovechar esto completamente, debemos dejar de lado la visión de adversario con la que solemos ver lo desconocido.
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¿Y si en lugar de prepararnos para la disrupción le damos la bienvenida al descubrimiento? ¿Si reemplazamos el miedo con curiosidad, la resistencia con apertura y la ansiedad con conciencia? Cuando encontramos el futuro con confianza en nuestra inteligencia más profunda, no solo moldeamos la tecnología —la elevamos.
Al utilizar la Inteligencia Absoluta como nuestra guía, podemos avanzar hacia un futuro que no solo sea más rápido, sino más significativo. Un futuro donde la IA amplifique la inventiva humana, no la reemplace. Un futuro definido no por la competencia con las máquinas, sino por la colaboración —con propósito, con corazón y con la visión más alta de lo que la humanidad puede llegar a ser.