El miedo no es el enemigo: es el arma secreta que estás pasando por alto. Así es como usarla Enfrentar y lidiar con tus miedos de frente es crucial para avanzar en los negocios.
Por Chris Savage
Key Takeaways
- La realidad es que el miedo siempre estará presente.
- Tu objetivo no debería ser eliminar el miedo, sino aprender a gestionarlo.
- ¿Dejas que te controle? ¿O lo usas para impulsar tu crecimiento y motivar tu negocio?
Las opiniones expresadas por los colaboradores de BIZ Experiences son personales

El emprendimiento es emocionante. También es aterrador.
El miedo es un compañero inevitable para los emprendedores: se presenta de diferentes formas: oportunidades perdidas, vergüenza y fracaso. Es algo con lo que me he enfrentado y que he tenido que superar junto a mi cofundador en nuestros 19 años trabajando juntos para hacer crecer Wistia.
Como seres humanos, estamos condicionados a temer aquellas cosas que nos hacen sentir incómodos. En el mundo de las startups este miedo puede ser tu peor enemigo y frenarte. Puede hacer que te paralices, impedirte avanzar o incluso evitar que intentes algo.
Pero aquí está el secreto: enfrentar y lidiar con esos miedos de frente es crucial para avanzar en los negocios. Si no te estás empujando a ti mismo y fracasando en el camino, tú y la empresa no crecerán.
Algunas de mis lecciones más valiosas surgieron de los momentos en que fracasé. Así que, si estás leyendo esto y has dejado que el miedo te paralice, esta es tu señal para enfrentarlo.
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Abrazar tu miedo como emprendedor
Los fundadores más exitosos no solo son buenos gestionando el miedo. Saben cómo usarlo como energía para impulsar a sí mismos y a sus empresas hacia adelante. Esto requiere de trabajo y de tiempo.
Todavía estoy descubriendo cómo convertir el miedo en algo positivo, pero aquí hay algunas lecciones que he aprendido al abrazar mis miedos:
No te detengas en tu miedo.
Mientras más tiempo dejas que el miedo se aloje en tu mente, más poder tiene sobre ti.
Cuando me enfrento al miedo, prefiero abordarlo de frente y tan pronto como sea posible. Primero, me concentro en lo que puedo controlar en la situación. Si no hay nada que pueda hacer, sigo adelante y cambio mi energía hacia lo que sí puedo influir.
Al acortar el tiempo que el miedo tiene para alterar mi mente, evito pensar de más y dudar de mí mismo. La acción es el antídoto contra pensar demasiado. Mientras antes enfrentes tu miedo, menos tiempo le das para arruinar tu día —o tu semana—.
Aborda el miedo como un indicador en lugar de un inhibidor.
He aprendido a tratar el miedo como una señal, no como un obstáculo.
Cuando el miedo aparece en mi trabajo, lo tomo como una señal de que necesito prestar atención y profundizar en lo que está desencadenando mi reacción.
Muchas veces, el miedo me está diciendo que algo importante está sucediendo. Puede señalar que estoy a punto de asumir un gran riesgo o adentrarme en territorio desconocido. Y es precisamente allí donde ocurre el crecimiento.
Por lo general, si enfrento ese miedo de manea proactiva, puedo usarlo para resolver un problema o abordar un asunto más rápido. Al hacerlo, puedo convertir ese miedo en algo útil que me ayuda a crecer.
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No dejes que el "efecto del foco de atención" te afecte.
He aquí la verdad: muchos emprendedores caen en el "efecto del foco de atención".
Esto ocurre cuando creemos que todos están observando y juzgando lo que hacemos. La realidad es que la mayoría de las personas no te prestan tanta atención como piensas.
Especialmente cuando estás en las etapas iniciales de tu negocio, recuerda que tienes mucha más libertad de la que crees. La gente no espera que seas perfecto. Esperan que aprendas, te adaptes y sigas intentándolo.
Deja de preocuparte por cada pequeño error o fracaso. Siempre somos nuestros propios críticos más duros. Así que, especialmente en los primeros días de tu empresa, date la libertad de experimentar y fracasar.
Podría ser el primer paso hacia algo increíble.
Distingue entre el miedo y la emoción.
Nuestros cuerpos reaccionan al miedo y a la emoción de manera similar, lo que puede resultar muy confuso. Muchas veces te darás cuenta de esto en situaciones en las que estás emocionalmente involucrado.
Mientras que el miedo te puede paralizar, la emoción y un subidón de adrenalina pueden impulsarte hacia adelante. Un ejemplo perfecto es esa sensación tan familiar antes de una presentación. Estás preparado. Estás motivado. Estás emocionado por comenzar. Luego, tus palmas comienzan a sudar y tu corazón a latir más rápido.
Esto me ocurrió una vez durante una importante conferencia, y salí sintiendo que había sido un desastre. Mis nervios tomaron el control y pensé que la audiencia se había desconectado. Pero cuando recibí los comentarios, me sorprendió escuchar elogios.
Lo que había percibido como una respuesta de miedo, en realidad, era emoción. Era la manera de mi cuerpo de señalar que me importaba profundamente el tema y quería dar lo mejor de mí.
Al calor del momento, el miedo y la emoción pueden sentirse igual. Pero una vez que aprendí a diferenciarlos, todo cambió. Cuando siento esa adrenalina, me pregunto: "¿Es esto miedo, o simplemente estoy muy emocionado por las posibilidades?" Reconocer esa diferencia puede ayudarte a abordar los desafíos con curiosidad en lugar de duda.
La clave es separar estas emociones. Darte cuenta de que lo que sientes tiene más que ver con la emoción y la pasión que con el miedo puede ayudarte a aclarar tu mente y tomar mejores decisiones.
Mientras más te entrenes para identificar el miedo frente a la emoción, mejor serás para reconocer las oportunidades de crecimiento.
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Enfrenta el miedo: es tu arma secreta
La conclusión es que el miedo siempre estará presente.
Es un compañero constante. Seguirá apareciendo en tu vida y en tu trabajo. Cómo lo manejes es lo que hace toda la diferencia.
El objetivo no es eliminar el miedo, sino aprender a gestionarlo. ¿Dejas que te controle? ¿O lo usas para impulsar tu crecimiento y llevar tu negocio hacia adelante?
Abrázalo. Úsalo como combustible para impulsarte hacia adelante. No dejes que ese miedo te detenga: enfréntalo, toma acción y sigue avanzando.
Así es como creces, cómo ganas y cómo te conviertes en el emprendedor que estás destinado a ser.