Este rasgo es la ventaja competitiva que todo líder necesita en la era de la incertidumbre La empatía ejecutiva ya no es solo un atributo "deseable" en el mundo actual, sino una necesidad estratégica. Aquí te explicamos por qué, y cómo los líderes pueden ponerla en práctica.
Por Martin Rowinski
Key Takeaways
- La empatía ya no es un lujo en el liderazgo, sino una necesidad estratégica. En un mundo complejo, digitalmente conectado y emocionalmente exigente, los líderes deben ir más allá de las competencias técnicas para generar una conexión real.
- El liderazgo empático impulsa la confianza, afina la toma de decisiones y fomenta culturas donde la innovación prospera.
- Las empresas lideradas con empatía superan a las demás, porque cultivan lealtad, resiliencia y un profundo sentido de valor entre sus equipos.
- La empatía se puede aprender. Escuchar con atención, mostrar vulnerabilidad y liderar con humanidad no solo inspira un mejor desempeño, sino que prepara a los líderes para el futuro.
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El liderazgo actual es un acto de equilibrio extremo: complejo, de alto riesgo y bajo un escrutinio constante. Las reglas han cambiado. Las herramientas han evolucionado. Y las expectativas nunca han sido tan altas. Los ejecutivos ya no son evaluados únicamente por su eficiencia operativa o los resultados financieros; ahora se les mide por su capacidad para liderar personas, construir cultura y generar confianza.
En este nuevo entorno, una cualidad de liderazgo está emergiendo como una fuerza silenciosa pero poderosa: la empatía. Antes considerada una "habilidad blanda", la empatía se ha convertido en un diferenciador estratégico. Es la base para una conexión auténtica, un liderazgo decisivo y un crecimiento sostenible. De hecho, en un mundo fragmentado y acelerado como el actual, la empatía podría ser la competencia ejecutiva más esencial de todas.
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El imperativo de la empatía
El panorama global de los negocios ha cambiado. El trabajo remoto, los cambios culturales, las crisis de salud mental y una fuerza laboral que valora tanto el propósito como el salario exigen algo más del liderazgo. Lo que exigen es conexión.
La empatía, la capacidad de entender y compartir los sentimientos de otra persona, no se trata solo de ser amable. Se trata de ser eficaz. Los líderes empáticos inspiran confianza, mejoran el rendimiento de los equipos y fomentan la innovación. De hecho, un estudio de Catalyst reveló que los empleados que cuentan con líderes empáticos tienen más probabilidades de mostrarse innovadores, comprometidos y dispuestos a trabajar más horas.
Desempeño a través de la comprensión
La empatía agudiza la toma de decisiones. Cuando los ejecutivos comprenden las perspectivas de su equipo, sus clientes y sus grupos de interés, toman decisiones mejor fundamentadas. La empatía no nubla el juicio, lo aclara. Ayuda a los líderes a anticipar necesidades, desactivar tensiones y alinear intereses diversos.
John C. Maxwell, en Las 21 leyes irrefutables del liderazgo (The 21 Irrefutable Laws of Leadership), destaca la Ley de la Conexión: "Los líderes tocan el corazón antes de pedir la mano." Esto no es solo poesía. Es práctica. La conexión emocional precede al compromiso estratégico.
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Una cultura que supera expectativas
Las empresas lideradas con empatía superan a sus competidoras. ¿Por qué? Porque la cultura se multiplica. En culturas empáticas, las personas se sienten vistas y valoradas. Eso genera seguridad psicológica, la base de la creatividad y el alto rendimiento.
Simon Sinek lo expresó claramente en Los líderes comen al final (Leaders Eat Last): "Los líderes están dispuestos a sacrificar lo suyo para salvar lo que es nuestro. Y nunca sacrificarían lo que es nuestro para salvar lo que es suyo". La empatía genera lealtad y resiliencia. Es una moneda que paga dividendos en tiempos de crisis y rendimiento compuesto en épocas de bonanza.
Empatía en el consejo directivo
Aunque la empatía ejecutiva suele analizarse en el contexto de la dinámica de equipo y la cultura organizacional, su impacto en el consejo directivo es igual de crítico y, muchas veces, pasado por alto. Los consejos que priorizan el liderazgo empático toman mejores decisiones de gobernanza, atraen miembros más diversos y capacitados, y construyen una relación de mayor confianza con los stakeholders.
En momentos de crisis, los directorios guiados por la empatía responden con reflexión, no con reacciones impulsivas. No se limitan a evaluar métricas financieras: consideran el impacto humano de cada decisión estratégica. Al hacerlo, cultivan valor a largo plazo y credibilidad social, reforzando que la empatía no solo es compatible con el deber fiduciario, sino que lo fortalece.
Entrenar la empatía como un músculo
La empatía no es innata en todos los líderes, pero puede desarrollarse. Los mejores la tratan como un músculo: algo que se entrena y se ejercita a diario. Eso implica escuchar más que hablar, hacer mejores preguntas y buscar comprender antes de ser comprendido.
También significa modelar la vulnerabilidad. Como señala Brené Brown en Los dones de la imperfección (Daring Greatly), "la vulnerabilidad no es debilidad; es nuestra mayor medida de valentía." Los ejecutivos que se atreven a mostrarse humanos inspiran a equipos que se atreven a ser extraordinarios.
Liderar en el futuro
La empatía no es un retroceso frente al rigor. Es un renovado compromiso con la relevancia. En un mundo de inteligencia artificial y automatización, los líderes más humanos serán los más exitosos. El futuro pertenece a quienes logren equilibrar la competencia con la compasión, la visión con la validación y el impulso con la dignidad.
En palabras de Stephen R. Covey: "Busca primero entender, luego ser entendido". Esto no es solo un hábito de las personas altamente efectivas, sino la característica distintiva de los ejecutivos más influyentes de hoy.
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Convertir la empatía en acción
Para los líderes que están listos para poner la empatía en práctica, aquí hay cinco pasos concretos:
- Comienza con la escucha: Haz de la escucha activa un hábito diario de liderazgo. En reuniones uno a uno, formula preguntas que vayan más allá del desempeño. No escuches solo respuestas, sino también emociones, dudas y aspiraciones.
- Haz auditorías de empatía: Evalúa el clima emocional de tu organización. Utiliza encuestas, grupos focales o conversaciones informales para entender cómo se sienten realmente las personas. Luego, actúa en base a lo que escuches.
- Lidera con historias: Comparte tus propios desafíos y fracasos. Cuando los líderes muestran vulnerabilidad, crean un espacio para la honestidad, el valor y la conexión.
- Incorpora la empatía en la estrategia: Al tomar decisiones importantes, como despidos, reestructuraciones o cambios de producto, detente y pregúntate: ¿Cómo afectará esto a las personas detrás de las cifras? Usa la empatía como una lente, no solo como un valor.
- Entrena para la empatía: Desarrolla esta habilidad en otros. Anima a los gerentes y futuros líderes a priorizar la empatía en su estilo de liderazgo. Ofrece capacitación, mentoría y mecanismos de responsabilidad.