Ignoré esta práctica de liderazgo poco convencional… hasta que transformó mi negocio y mi vida Dejé de liderar solo con la mente. Esta es la razón por la que me alegra haberlo hecho.
Por Peter Goldstein
Key Takeaways
- El liderazgo encarnado es la práctica de liderar no solo desde el intelecto o la estrategia, sino desde la integración de la mente, el cuerpo y las emociones.
- Cuando empecé a liderar desde un estado de presencia plena, las reuniones con inversionistas se volvieron más efectivas, mi equipo respondió más a cómo me presentaba que a lo que decía, la resolución de conflictos fue menos reactiva y más relacional, y tomé menos decisiones basadas en el miedo.
- Los emprendedores deberían consultar con su cuerpo antes de tomar una gran decisión, replantear el estrés como información física, liderar con una presencia centrada e integrar prácticas regulares.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de BIZ Experiences son personales

En internet abundan los consejos sobre liderazgo. Solo hace falta que le eches un vistazo a tu feed para encontrar un sinfín de consejos sobre cómo optimizar tu agenda, perfeccionar tu pitch o tomar mejores decisiones. Pero después de 38 años construyendo y financiando empresas en crecimiento, navegando los altibajos de los mercados de capital, salidas a bolsa, caídas y reinvenciones, aprendí que el verdadero punto de partida no está en mi calendario ni en mi presentación; está en mi energía, en el ritmo de mi respiración y en el peso de mis pies sobre el suelo.
No llegué a esta conclusión en un momento de calma o mientras meditaba. Me golpeó de lleno en uno de los momentos más caóticos de mi vida, después de que la Gran Recesión arrasara con casi todo lo que había construido. No solo enfrentaba pérdidas empresariales: mi balance financiero sangraba, los valores inmobiliarios se desplomaban, pero el verdadero quiebre fue físico y emocional. Por fuera, seguía llevando la máscara del líder; por dentro, estaba reactivo y agotado. La estrategia no podía llegar hasta ese lugar; solo la presencia podía hacerlo.
Fue entonces cuando descubrí el liderazgo de presencia plena.
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De sobrevivir a liderar con presencia
El liderazgo de presencia plena es la práctica de liderar no solo desde el intelecto o la estrategia, sino desde la integración de la mente, el cuerpo y las emociones. Tiene fundamentos en la neurociencia y se aplica en entornos de alto rendimiento, desde operaciones especiales militares hasta salas de juntas de empresas Fortune 500. En esencia, enseña a los líderes a sentir lo que ocurre en su interior antes de actuar hacia el exterior.
Al principio, yo era escéptico y lo descarté como algo esotérico. Venía del mundo de los mercados de capital y los indicadores duros, así que la idea de usar técnicas de respiración o ser consciente de la postura me parecía demasiado blanda e intangible. Pero decidí probar. Comencé a practicar: tres respiraciones lentas antes de cada reunión con inversionistas, y una breve pausa para centrarme antes de hacer una llamada importante. Y noté algo. Tomaba mejores decisiones. Me comunicaba con más claridad. Mi presencia empezó a hablar más fuerte que mi discurso.
La ciencia detrás del cambio
No se trata solo de una experiencia personal. Está respaldado por la ciencia. Un estudio publicado por Yale demostró que incluso intervenciones breves de respiración reducen la ansiedad y mejoran el desempeño ejecutivo. Otras investigaciones han mostrado que adoptar una postura expansiva durante solo dos minutos puede elevar los niveles de testosterona, reducir el cortisol y aumentar la confianza y la claridad mental.
En el liderazgo en tiempo real, esto se traduce en un pensamiento más agudo bajo presión, decisiones más centradas y mayor confianza dentro del equipo. En mi caso, también significó menos agotamiento. Dejé de vivir en un estado constante de sobrecarga mental.
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Lo que cambió en mi negocio
Cuando empecé a liderar desde un estado de presencia plena, pequeños cambios generaron grandes resultados.
- Las reuniones con inversionistas se volvieron más auténticas y efectivas.
- Mi equipo respondió más a cómo me presentaba que a lo que decía.
- La resolución de conflictos dejó de ser reactiva y se volvió más relacional.
- Tomé menos decisiones impulsadas por el miedo y más decisiones estratégicas y conscientes.
Un ejemplo muy claro: durante una conversación tensa en una junta directiva, hice una pausa y respiré varias veces para centrarme. Fueron solo 30 segundos, pero ese breve momento cambió la energía en la sala. Lo que pudo haberse convertido en un debate acalorado se transformó en un diálogo enfocado en encontrar soluciones. Si hubiera seguido en piloto automático, ese momento habría terminado de una forma muy distinta.
Cómo pueden los emprendedores empezar a aplicarlo
No necesitas convertirte en experto en respiración o meditación para liderar de esta forma. Si eres emprendedor y estás lidiando con incertidumbre, dinámicas de equipo o decisiones constantes, esto es para ti. Prueba estos simples cambios:
- Empieza por el cuerpo, no por la hoja de cálculo: Antes de tomar tu próxima gran decisión, haz una pausa. Siente tu respiración. Relaja los hombros. Apoya bien los pies en el suelo. Este chequeo de cinco segundos puede ayudarte a responder en lugar de reaccionar.
- Replantea el estrés como información física: Cuando sientas tensión —una mandíbula apretada (mi señal de alerta por años), el corazón acelerado o los puños cerrados— no la ignores. Es información. Tu cuerpo te está mostrando lo que necesita atención. Escucharlo te da claridad.
- Lidera con una presencia centrada: Entra a la sala con una respiración profunda y una postura firme. Hablarás menos, pero impactarás más. La gente responde a cómo entras antes de que digas una sola palabra.
- Integra prácticas regulares: Ya sea movimiento diario, ejercicios de respiración o momentos de quietud, lo importante es hacerlo todos los días. No se trata de perfección, sino de constancia.
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Por qué esto importa más que nunca
En un mundo de disrupción constante, sobrecarga de información y decisiones impulsadas por inteligencia artificial, lo que realmente distingue a los líderes no es solo su inteligencia o capacidad de innovación. Es su presencia. La habilidad de mantenerse centrados es una ventaja competitiva. Les permite construir equipos resilientes, navegar la volatilidad y tomar decisiones auténticas.
He trabajado con decenas de CEOs en procesos de salida a bolsa, cambios de rumbo y ventas. Los que lideran mejor no siempre son los más ruidosos ni los más audaces. Son los más estables. Son los que están más conectados consigo mismos. Son los líderes que pueden mantenerse firmes en medio de la tormenta y liderar con claridad cuando más se necesita.
El liderazgo no es solo lo que dices. Es cómo te presentas. Y esa forma de presentarte comienza en tu cuerpo.
Si hay algo que me hubiera gustado entender mucho antes en mi carrera, es esto: no necesitas tener todas las respuestas. Pero sí necesitas estar presente. Y la presencia no es un acto; es una práctica.
Porque, al final del día, las empresas se construyen, o se derrumban, con base en decisiones. Pero el gran liderazgo… vive en la presencia.